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sábado, 28 de mayo de 2011

LAS DIFERENCIAS COMIENZAN EN LOS COMIENZOS


Aunque hayan nacido en el mismo barrio, en la misma calle o en la misma casa, los niños y las niñas crecen en distintos mundos de palabras. Las personas les hablan de un modo diferente y esperan y aceptan de ellos respuestas distintas. Además, los niños no sólo aprenden a hablar con sus padres, sino también con sus pares. Si sus padres tienen un acento extranjero, o de otra región, los niños no suelen imitarlos. Habitualmente adquieren el modo de hablar del lugar donde crecen. Los antropólogos Daniel Maltz y Ruth Borker muestran en una investigación que los niños y las niñas tienen modos muy diferentes de hablar con sus amigos. Aunque a veces juegan juntos, pasan la mayor parte del tiempo jugando en grupos del mismo sexo. Además, aunque algunas de sus actividades son similares, sus juegos favoritos son distintos, y la manera cómo hablan mientras juegan es totalmente diversa.
Algunos investigadores describieron diferencias de sexo en el modo de hablar en niños de no más de tres años. Amy Sheldon filmó niños y niñas de tres a cuatro años mientras jugaban en un jardín de infancia. Comparó dos grupos de tres, uno de niños y otro de niñas, que disputaban por un mismo juguete (un pepino de plástico). Aunque los dos grupos peleaban por el mismo objeto, la dinámica que utilizaban para negociar su conflicto era distinta. Además de ilustrar algunos de los modelos que yo acabo de describir, el estudio de Sheldon muestra la complejidad de esta dinámica.
Mientras jugaban en el rincón de la cocina del jardín de infancia, una niña llamada Sue quiso el pepino que tenía Mary. Entonces, dijo a Mary que debía dejarlo porque Lisa, la tercera niña, quería jugar con él. Esto llevó a un conflicto acerca de cómo satisfacer la necesidad de Lisa, que era irreal. Mary propuso un arreglo, pero Sue no estuvo conforme:

Mary: Lo corto en mitades. Una para Lisa y otra para mí.
Sue: No, Lisa quiere un pepino entero.
Mary propuso otra solución creativa, que Sue también rechazó:

Mary: Bueno, es una mitad entera de pepino. Sue: No, no lo es.
Mary: Sí, es una mitad entera.
Sue: Le voy a dar una mitad entera, le voy a dar uno entero entero. Le voy a dar todo.

En este momento, Lisa abandonó la alianza con Sue, quien se salía con la suya diciendo: "Hago de cuenta que te doy uno."
En otra ocasión Sheldon filmó a tres niños jugando en el mismo lugar. En un momento los tres niños también disputaron por el mismo pepino. Cuando Nick vio que Kevin tenía el pepino, se lo pidió:

Nick (gritando): Keven, ¡lo quiero cortar! ¡Es mío!

Tal como había hecho Sue, Nick involucró a un tercer niño:

Nick (quejándose ante Joe): Kevin no me deja cortar el pepino.
Joe: ¿Ah, sí? Se lo voy a quitar y te lo voy a dar a ti.

El conflicto entre los niños duró el doble que el de las niñas y acabó en una pelea entre Nick y Joe, por un lado, y Kevin por otro.
Comparando la pelea de los niños con la de las niñas, Sheldon señala que las niñas tratan de mantener la armonía y mitigar los conflictos a través del compromiso y la evasión. El conflicto entre los niños suele ser, en cambio, más prolongado, es frecuente que esté sujeto a reglas y que llegue a la violencia física. Sin embargo, el hecho de señalar que en esta pelea ciertas estrategias hayan sido más usadas por unos u otros no significa que no estén presentes en alguna medida en ambos grupos. Por ejemplo, los niños utilizan los vínculos y las niñas la violencia física. Las niñas, tanto como los niños luchaban por mantener el control del juego. Cuando Sue dijo por error: "Le voy a dar una mitad entera", se corrigió rápidamente y dijo: "Le voy a dar uno entero entero", revelando que lo que le interesaba no era el tamaño del juguete sino quién lo obtenía.

Bibliografía: “Tú no me entiendes” de la Sociolingüista Americana: Deborah Tannen.

Ejemplo de la misma conversación entre mujeres o entre hombres

Este video tomado de la serie “Friends” es un ejemplo de conversación entre mujeres y conversación entre hombres, visto con un punto de vista humorístico. Traducción del video a continuación, la dividimos en dos situaciones:

SITUACIÓN 1: Conversación entre mujeres.
“-Rachel: ¡¡Ross me besó!!
-Phoebe: ¡No!
-Monica: ¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! (x3)
-Rachel: ¡Increíble!
-Monica: ¡Oh Dios mío! (x3)
- Phoebe: Vale. Bien. Queremos oírlo todo. Monica: coge el vino y yo desenchufaré el teléfono. Rachel: ¿esto es un ‘final feliz’ o necesitamos pañuelitos?
-Rachel: Esto terminó muy bien.
-Monica: ¡No empecéis sin mí! (x2)
-Phoebe: ¡Escuchemos sobre el beso! ¿Fue como una caricia suave en tus labios o fue algo como ‘necesito esto ahora’?
-Rachel: El beso al principio fue muy intenso ¿sabes? Y luego, ¡oh! Nos sumergimos en el beso.
-Phoebe: ¿estaba sujetándote, tenía las manos en tu espalda?
-Rachel: Bueno, sabes, primero estaban en mis caderas, y luego las fue subiendo, y luego me acariciaban el pelo.
-Phoebe & Monica: ¡Oh!”



SITUACIÓN 2: Conversación entre hombres.
“-Ross:… Y luego la besé.
-Joey: ¿Con lengua?
-Ross: Sí.
-Joey: Guay.”
http://www.youtube.com/watch?v=iGoC8FTLKSI

¿Condiciona nuestro sexo la forma de hablar?

 
Los estilos conversacionales del hombre y de la mujer son dos formas distintas de lograr un mismo fin: la comunicación con los demás y la expresión de nuestro pensamiento. La existencia de diferencias queda demostrada, por más que algunos se empeñen en negarla. Ahora bien, ninguno de los dos estilos es mejor que el otro, sino que cada uno se adecúa a los propósitos del hablante que lo emplea.

Hombres y mujeres no sólo realizan distintas prácticas fonéticas o muestran preferencia por determinado tipo de vocabulario, sino que también se inclinan por temas de conversación dispares y tienen formas distintas de desarrollar una conversación: las preguntas, las formas de tratamiento, la cortesía, las interrupciones y otros aspectos de la comunicación verbal son empleados con concepciones y fines diversos, e incluso opuestos. Esto ha llevado a establecer dos patrones de discurso: el cooperativo, propio de las mujeres, y el competitivo, característico de los varones.

 
Bibliografía: Lenguaje masculino, lenguaje femenino, Irene Lozano (1995)

martes, 17 de mayo de 2011

Cuando el hombre hace un breve comentario como “No me pasa nada” “Todo va bien” “Nada importante” desea generalmente una aceptación callada o espacio. En tales momentos, a fin de evitar las malas interpretaciones y un pánico innecesario, las venusianas consultaban su Diccionario de frases marcianas/venusianas. Sin esta ayuda, las mujeres pueden fácilmente interpretar mal estas breves expresiones.

Las mujeres deben saber que cuando el hombre dice: “Estoy bien”, ello constituye una versión abreviada de lo que realmente quiere decir, que es: “Estoy bien porque puedo solucionarlo esto yo solo. No necesito ninguna ayuda. Si quieres ayudarme, no te preocupes por mí y confía en mi capacidad para solucionarlo yo solo”.


Sin esta traducción, cuando él está disgustado y dice: “Estoy bien”, ella cree que está ocultando sus sentimientos o problemas. Intenta entonces ayudarle haciéndole preguntas o hablando de lo que a ella le parece que es un problema. No sabe que él habla usando un lenguaje abreviado.

 “No es nada” significa, traducido al venusiano: “No me ocurre nada que no puedo solucionar yo solo. Haz el favor de no preguntarme más al respecto”.

Sin esta traducción, cuando él dice: “No me ocurre nada”, es posible que ella oiga lo siguiente: “No sé qué es lo que me preocupa. Necesito que me hagas preguntas y me ayudes a descubrir lo que ocurre”. Y en este punto, ella procede a fastidiarlo con preguntas cuando lo que él desea en realidad es quedarse solo.

Bibliografía: "Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus" de John Gray.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Diferencias desde la infancia.

Tras la entrada anterior y saber que tanto hombres como mujeres utilizamos el mismo idioma, desde pequeños podemos apreciar unas diferencias en la comunicación entre ambos sexos.  
Estas diferencias las podemos observar con los juegos. Los niños suelen jugar a “las luchas”, a “las guerras”,  al “fútbol”…, en donde generalmente las conversaciones o expresiones son escasas, pues utilizan monosílabos, o también, sonidos guturales. Sin embargo, las niñas suelen jugar a las “casitas”, a las “tiendas”, a la “mamá”… en donde la comunicación tiene un despliegue amplio y las conversaciones ocupan un lugar más importante, preponderante. Lo mismo ocurre en cuanto a las asignaturas escolares, a las niñas se les suele asociar unas y a los chicos otras.
En el siguiente video, sacado de un reportaje, podemos observar cómo ven los niños y niñas, junto con otros expertos en el tema,  estas diferencias en la infancia.