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jueves, 2 de junio de 2011


 TÓPICOS

Un  tópico bien asentado es que la mujer no sabe qué va a decir cuando empieza a hablar, por eso no acaba las frases y se le escapan los secretos antes de que le dé tiempo a pensar que no debería divulgarlos. Sin embargo, las frases sin terminar pueden ser una manifestación del espíritu colaborativo de la conversación femenina, una forma de animar al otro a entrar en el diálogo. En cuanto al secreto, no es que los divulguen más, sino que tienen más, porque la confidencia es característicamente femenina.

LAS MUJERES HABLAN MUCHO MAS QUE LOS HOMBRES 
Los resultados desmienten el tópico de que ellas hablan más: empatan a 16 mil palabras diarias.
Ellas hablan más de emociones, de las relaciones entre personas, dicen más a menudo palabras como madre, contenta o yo. Ellos tienden a hablar más de objetos concretos, de las ocupaciones inmediatas y a decir más a menudo ordenador, hipoteca o gasolina.Y ambos hablan de sexo por igual.

 James Pennebaker, psicólogo de la Universidad de Texas y promotor de la investigación ha declarado : "Todas las personas, hombres y mujeres, tienen necesidad de comunicarse. Lo interesante es que a menudo prefieren comunicarse sobre cuestiones ligeramente distintas"
Se aprecia que los hombres recurren más a expresiones negativas, hablan más en presente, utilizan más a menudo palabras más largas y hablan más de actividades concretas - especialmente de ocio-, mientras que las conversaciones femeninas giran más en torno a relaciones psicológicas y sociales.
Un tópico que se confirma es que es cierto que los hombres sueltan más palabrotas y utilizan más negaciones y palabras emocionalmente negativas, así como palabras más largas.

Género y lenguaje

Éstas son algunas diferencias en el lenguaje escrito sobre cómo escriben los hombres y cómo escriben las mujeres.




Idioma de las mujeres y de los hombres

Muchas personas piensan que en las relaciones entre parejas se utiliza un lenguaje distinto del que se utiliza para el resto de situaciones. Así, creen que está el 'Idioma de las mujeres' y el 'Idioma de los hombres' en el que a veces entra en juego un lenguaje en el que se quiere decir otra cosa de lo que se dice. Esto es un ejemplo visto desde el humor y aunque no tiene una base sólida de estudios pensamos que es muy divertido:

IDIOMA DE LAS MUJERES:

 * Sí = No
* No = Sí
* Es posible = No
* Lo lamento = Me importa una mierda lo que pienses
* Necesitamos = Quiero
* Es tu decisión = Lo vas a lamentar si lo haces
* Hacemos lo que tú quieras = Está bastante claro lo que quiero
* Haz lo que quieras = Vas a pagar por ello más adelante
* Tenemos que hablar = Tengo algo de que quejarme
* Tenemos que hablar (con tono más serio) = Lo nuestro ha terminado
* Seguro, hazlo = No quiero que lo hagas (también lo vas a lamentar)
* No estoy enfadada = Por supuesto que estoy enfadada, cabrón!
* Lo mismo de siempre = Nada, que no aprendes
* No, no es nada = Esto ha sido muy importante para mí
* Nada, realmente = Te darías cuenta si no fueras tan estúpido
* ¿Me quieres? = Hice algo que no te va a gustar mucho…
* ¿Me quieres mucho? = Hice algo que no te va a gustar ni un pelo…
* ¿Cuánto me quieres? = Quiero que me compres eso que vale un riñón y parte del otro
* ¿Crees que estoy gorda? = Díme que no [ni se te ocurra decir lo que piensas]
* Tienes que aprender a comunicarte mejor = Tienes que aprender a darme siempre la razón, la tenga o no
* Estoy lista en un minuto = Suéltate los zapatos y busca algún partido en la tele, porque voy a tardar dos horas
* Eres tan masculino… = Tienes que afeitarte y hueles a sudor
* Escuché un ruido = Me di cuenta de que casi te habías dormido
* Esta cocina es muy incómoda = Quiero una nueva casa
* Cuelga el cuadro ahí = Ahora ya no… ahora quiero que lo cuelgues ahí!!
[Esta secuencia se repite varias veces]
* ¿Me estás escuchando? = [Demasiado tarde, ya estás muerto.. de viejo!]

IDIOMA DE LOS HOMBRES:
* Tengo hambre = Tengo hambre
* Tengo sueño = Tengo sueño
* Estoy cansado = Estoy cansado
* El partido acaba dentro de cinco minutos = ¿Y yo que sé, cuánto queda?
* ¿Me dejas los apuntes? = ¿Me dejas los apuntes?
* ¿Te dejo los apuntes? = Cómo me gustaría echarte un buen polvo!!


* Te invito a… = Cómo me gustaría echarte un buen polvo!!
* ¿Tienes novio? = Cómo me gustaría echarte un buen polvo!!
* ¡Qué vestido tan bonito! = ¡Qué tetas tienes!… ¿Puedo…?
* ¿Qué te pasa? = Vaya diarrea mental que te estás montando..
* ¿Qué te pasa? = ¿Qué insignificante trauma psicológico autoinflingido está obsesionándote precisamente ahora, que podríamos estar haciéndolo?
* ¿Qué te pasa? = O sea, que esta noche, de hacerlo, nada.
* Yo también te quiero = Que sí, que sí, ¡¡¡ vamos a la cama !!!
* Sí, me gusta como te cortaste el pelo = ¡Y a mí qué coño me importa!
* Sí, me gusta como te cortaste el pelo = ¿¿¿¡¡ ESO te ha costado 1200e???
* ¿Te casarías conmigo? = No quiero que te acuestes con ningún otro hombre, en toda tu vida
* [De compras] Este me gusta más = ¡¡¡ Por Dios, coge cualquier cosa y vámonos para casa de una puta vez !!!

miércoles, 1 de junio de 2011

DIFERENCIAS EN LA MANERA DE COMUNICARNOS

Veremos la interacción en conversaciones de dos sujetos: Diana y Nathan.
Los malentendidos entre Diana y Nathan se inscriben dentro del marco de los típicos estilos conversacionales de hombres y mujeres. Estos estilos se van conformando desde las primeras palabras que aprenden los niños en sus juegos. La tendencia de Diana a iniciar sus propuestas con un "vamos" no es idiosincrática. Los investigadores que se dedican a estudiar los juegos de los niños descubrieron que las niñas de todas las edades hablan de esta manera.
La psicóloga Jacqueline Sachs y sus colegas, cuando estudiaron a niños en edad preescolar, entre dos y cinco años, descubrieron que las niñas solían proponer acciones comenzando con la palabra "vamos", mientras que los varones solían dar órdenes directas. Por ejemplo, mientras jugaban al doctor, decían cosas tales como: “Échate” o “Dame tu brazo”.
Cuando las niñas jugaban al doctor, en cambio, decían cosas tales como: "Vamos a sentarnos y a probar esta cosa."
Otras formas que utilizaban las niñas para proponer actividades eran "Podríamos" o “Quizás” para tratar de influir sobre el comportamiento de los demás, sin decirles directamente qué es lo que deben hacer. Al mismo tiempo, además, refuerzan la identidad de las niñas como miembros de una comunidad.
Los niños también pueden ser influenciados por los estilos de sus padres, así como los adultos reciben las influencias de lo que aprendieron cuando niños. La psicolingüista Jean Berko Gleason estudió el modo en que los padres se dirigen a sus hijos pequeños, y descubrió que los padres dan más órdenes que las madres a sus hijos. Además suelen darles más órdenes a los hijos varones que a las hijas mujeres. La sociolingüista Frances Smith advirtió un patrón similar en el habla pública, en los que las mujeres muy raramente utilizaban el imperativo.
Dados estos modelos, Nathan no está muy lejos de la verdad cuando escucha "Vamos" como el equivalente de una orden. Este es, en verdad, otro modo de obtener que los demás hagan lo que uno desea. También Diana tiene razón cuando le dice que no se debería sentir presionado. La diferencia radica en las estructuras sociales distintas de los niños y de las niñas, y de los hombres y las mujeres. En la estructura jerárquica de los niños y los hombres, el estatus se obtiene dando órdenes y no aceptando recibirlas. Por tanto, una vez que Nathan descifró que el "Vamos" de Diana es su manera de pedirle lo que ella desea que él haga, el próximo paso es resistirse a la orden. En cambio, las niñas y las mujeres pertenecen a una comunidad que teme al conflicto. Por eso, ellas formulan sus pedidos como propuestas y no como órdenes, de modo tal que los demás puedan expresar sus preferencias sin necesidad de entrar en una confrontación. Como no están acostumbradas a dar órdenes para tornar más sólida una posición dominante, las niñas no aprenden a oponerse por principio a los pedidos de los demás y tampoco suponen que los demás lo harán.
No es que las mujeres no deseen salirse con la suya; pero no quieren hacerlo pagando con el coste de un conflicto. La ironía que subyace en este tipo de interacciones, como la de Diana y Nathan, es que la diferencia entre los estilos es la que termina por condenar al fracaso los esfuerzos de ambos. Cada movimiento que hace una mujer para evitar la confrontación con un hombre en una conversación termina por provocarla. Así también, cuando los hombres perciben que alguien está procurando hacerles hacer algo sin decirlo directamente, se sienten manipulados y amenazados por un enemigo que es más temible porque no se presenta abiertamente.
Bibliografía: “Tú no me entiendes” De la Sociolingüista Americana Deborah Tannen. Capítulo 6 “Unidad o lucha. Un conflicto de estilos.” Apartado: “Volvamos a los niños.”